martes, 23 de noviembre de 2010

Dulce insomnio

El insomnio me caracteriza desde hace bastante años. No es cuestión de nervios ni tampoco de surgió con la facultad. No es desborde de energía ni tampoco una alteración hormonal. No es un gusto ni un placer. No es un martirio ni tampoco llega a atormentarme. No me molesta, pero tampoco me resulta simpático. No es un trauma. No es un problema. No es una ventaja. No es una desventaja.

Es simplemente una costumbre, la de acostarme a dormir demasiado tarde y levantarme cerca del mediodía. Suelo disfrutarlo pero a veces me complica cuando tengo una serie de responsabilidades matutinas, como las que debo atender mañana.

El insomnio ha sido buen compañero y consejero durante centenas de largas noches y a sido esa molestia de no poder pegar un ojo en la cálida noche de verano.

Hay dulce insomnio, solo por hoy dejame dormir solo que mañana tengo que estar temprano en la mañana. Te prometo que mañana seremos amantes nuevamente.

Gabriel Lamas


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